Hace algo más de tres años, la noticia de que Disney iba no sólo a apropiarse de la marca Star Wars sino que tenía intención de producir para el cine una nueva trilogía, tuvo una sorprendente reacción en contra por parte de los fans de la saga. Éstos temían por lo que "la edulcorada Disney" pudiera hacerle a la serie de George Lucas, acaso ignorando los daños que el propio Lucas ya había producido sobre la franquicia, con una trilogía-precuela resuelta con prisas, torpemente filmada por el director con ayuda de unos efectos especiales por ordenador excesivos y carentes del encanto del cartón-piedra de su producción original... cartón-piedra que, por cierto, Lucas se había encargado de profanar en cada uno de los innecesarios tuneos acometidos sobre Una nueva esperanza, El imperio contraataca, y El retorno del Jedi. Una vez visto el resultado, digamos que "la edulcorada Disney" ha producido la que probablemente sea la entrega con mayor número de vidas inocentes masacradas, sumando a la escena inicial en el que las tropas de la Primera Orden asesinan a todos los habitantes de una aldea, el momento en el que esa nueva estrella de la muerte llamada Starkiller destruye todo un sistema planetario y a sus habitantes. Digamos también que "la edulcorada Disney" ofrece por fin una entrega acorde con el espíritu de las películas originales y que no desmerece en calidad a tres películas que, al margen de suponer un hito de la industria del entretenimiento y un referente en la disciplina del merchandising cinematográfico, tampoco son obras maestras del séptimo arte. Y es que incluso ese humor blanco en los diálogos de personajes como Poe Dameron (Oscar Isaac) a la manera de recientes (y temibles) blockbusters Disney de imagen real como Piratas del Caribe insufla algo de la personalidad y el descaro "a lo Han Solo" que les faltaba a los personajes de La amenaza fantasma y sus sucesivas entregas.
No obstante, hay en El despertar de la fuerza una excesiva preocupación por no perder el favor de los fans de Star Wars reflejada en un guión repleto de lugares comunes, hasta el punto que el guión escrito por el habitual Lawrence Kasdan junto a Michael Arndt y J.J. Abrams, también director de la cinta, parece más un remake de los primeros episodios que una continuación de aquellos, como si sus creadores no se conformaran con rescatar a los personajes (y a los actores) de la saga original sino que, además, necesitaran recrear los mismos escenarios y transitar por los mismos giros narrativos. Ello hace que el resultado peque de previsible, que Abrams apenas pueda sorprendernos con su narración, aunque sí que tiene tiempo para deleitarse descubriendo la imaginería del universo de George Lucas, como cualquier fanático del mismo, sobre todo en el primer tramo del relato, donde la joven Rey (Daisy Ridley) comercia con la chatarra que extrae de un enorme star destroyer abandonado en el desierto, descansa sobre los restos de un vehículo AT-AT o huye junto al desertor de los storm troopers Finn (John Boyega) en el mítico Millennium Falcon (vehículo que Abrams nos presenta inteligentemente fuera de plano, cuando Rey se refiere a éste como "chatarra" sin que los espectadores sepamos a qué se refiere). Es en secuencias de acción como ésta, el escape de Poe y Finn en un tie fighter o el contraataque de un escuadrón de x-wings a un escenario sitiado por la Primera Orden donde Abrams supera como director a los trabajos de George Lucas e iguala a los de Irvin Kershner y Richard Marquand, a pesar de los baches narrativos que sufre el conjunto, como esa alargada presentación/lucimiento de Han Solo (Harrison Ford) donde el personaje tiene que enfrentarse (otra vez) a los problemas que le causan sus labores como contrabandista, o esa visita a la cantina regentada por Maz Kanata (Lupita Nyong'o), que depara la secuencia peor integrada en el frenético devenir del relato, por más que la misma incluya un pasaje imprescindible en la que sin duda es la idea más interesante y mejor llevada por Abrams de cara a mantener el interés por el relato: la búsqueda del legendario Luke Skywalker, que concluye en un hermoso epílogo con la presentación del verdadero (y envejecido) rostro de Mark Hamill, perfecto símbolo de la comunión entre lo viejo y lo nuevo, y excelente presentación para las futuras secuelas.
Star Wars: The Force Awakens - J.J. Abrams - 2015 [ficha técnica]
jueves, 31 de diciembre de 2015
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Lo mejor de la peli es que deja a la trilogía de los dosmiles no como un producto de terrible calidadd, sino que lo obvia absolutamente. Es un "como decíamos ayer" en toda regla. Un tortazo en la cara de Lucas, merecidísimo. Coincido en que más que una película es un remake de la primera, con todos los elementos y casi en el mismo orden (está claro que a los Jedi no crecen en planetas húmedos, precisamente). Por fin se ven batallas con los X-Wing y tal al nivel de las primeras. Ahí Abrahams se luce. Ese planeta desértico con las ruinas del acorazado, el AT-AT destila mucha decadencia y poesía. Y le saca buen partido al escenario. Luego ya entra en el ritmo de la película y tal. Está claro que esta primera entrega tenía un objetivo: tener de buenas a todos los millones de fans de la serie. Entiendo que ya no podrá tirar de lo mismo en las siguientes, y se verá algo más de la personalidad del director, dentro de las limitaciones de un proyecto gigantesco, claro.
ResponderEliminarMe gusta lo de "como decíamos ayer", creo que resumen muy bien lo que supone este estreno, más papista que el papa, en el buen sentido. Lo que más destaca del trabajo de Abrams sobre el de Lucas es la fisicidad que consigue, sobre todo en el primer tercio del relato, cuando filma los objetos que concibió hace 40 años el padre de la saga. Por cierto, Abrams no rodará los siguientes dos capítulos, el director de Looper rodará el episodio VIII en 2017 y el de Jurassic World el IX en 2019.
EliminarPara los fanáticos de Star Wars, comprar artículos de colección es más que una afición. Cada pieza evoca memorias y pasiones, creando un vínculo especial con la saga que perdura en el tiempo.
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