En el primer encuentro dialogado de Maps to the Stars un chófer, Jerome (Robert Pattinson), se disculpa ante su cliente, Agatha (Mia Wasikowska), indicándole que no estaba disponible la limusina que ella había solicitado. Teniendo en cuenta que el actor Robert Pattinson protagonizaba el film Cosmopolis casi íntegramente desde el interior de una limusina, parece como si David Cronenberg quisiera continuar y, al mismo tiempo, claudicar el discurso de su largometraje anterior, estableciendo una conexión entre ambas películas que va más allá de esta anécdota. Ambos trabajos forman un díptico en el que Cronenberg deposita su malsana mirada sobre las clases dominantes, y lo hace eligiendo los escenarios más adecuados a ambas orillas de los Estados Unidos: Cosmopolis elegía Nueva York como motor financiero de Occidente, Maps to the Stars tiene lugar en Los Ángeles, capital que todavía alberga la fábrica de sueños de medio mundo. La descripción que el autor de Crash hace de la clase alta residente en Hollywood es, como no podía ser de otra manera, escéptica y desmitificadora, juzgando todas sus hipocresías y miserias, ofreciendo con ello un resultado que parte de un punto intermedio entre la sátira social de estructura coral de El juego de Hollywood de Robert Altman y la atmósfera densa y surrealista de Mulholland Drive de David Lynch, pero que termina convirtiéndose en un producto alejado de ambos estilos, de difícil digestión para el espectador, en la línea (distancias geográficas aparte) de la visión misántropa del Michael Haneke de Caché o Código desconocido. Ya desde los primeros minutos en los que conocemos a personajes como el joven Benjie (Evan Bird), un actor adolescente malcriado y déspota, o la mucho más madura Havana (impresionante Julianne Moore), actriz materialista y pija en el ocaso de su carrera, notamos que esa incomodidad será una de las notas dominantes del film, en gran medida provocada por la incorrección verbal de los diálogos escritos por Bruce Wagner: véase cómo Benjie desprecia a la niña enferma de cáncer a la que ha prometido una película sobre su vida, y cómo después él y otros jóvenes de su entorno critican con una ofensiva frivolidad a sus compañeros de profesión y a sus fans, o cómo Havana se somete a terapias basadas en el castigo físico para superar las vejaciones recibidas durante la infancia, para después ver cómo su madre se le aparece en alucinaciones reprochándole que tales acusaciones son falsas. Los diálogos de Maps to the Stars resultan a veces paródicos, pero van más allá de lo admisible como humor, y es que Cronenberg, con su habitual montaje seco y una puesta en escena directa y funcional, pone de su parte para suscitar repulsión hacia un puñado de personajes conducidos hacia la autodestrucción, capaces de celebrar saltando y cantando cuando un niño muere ahogado en una piscina, solo porque el accidente les va a permitir interpretar el papel soñado.
Maps to the Stars - David Cronenberg - 2015 [ficha técnica]
martes, 17 de marzo de 2015
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Veo que no hemos faltado a la cita con Cronenberg y hemos publicado a la vez JEJEJE. En general estamos bastante de acuerdo. Veo que los dos coincidimos en la escueta pero trabajada puesta en escena y en la manera en la que consiguen hacer que los momentos más delirantes caigan en la parodia. Un gran película.
ResponderEliminarPues sí, para mí una cita con Cronenberg es ineludible. Y, aunque es divertido discrepar, tampoco está mal que alguna vez coincidamos ;)
EliminarGracias por el comentario, te lo he devuelto en tu blog.