Películas como Pi, Cómo ser John Malkovich o Human Nature desarrollan un tipo de relato que podríamos llamar "fantasía científica", el cual parte de un contexto teórico y racional para saltar a otro fantástico, sin necesidad de pasar por la ciencia ficción. Todas esas películas fueron filmadas por directores independientes que daban sus primeros pasos en el largometraje de ficción, y vieron en ese tipo de relato un vehículo que les permitiera tanto destacar en los circuitos minoritarios como llamar la atención de las majors que, posteriormente, terminarían contando con Darren Aronofsky, Spike Jonze o Michel Gondri para proyectos más ambiciosos. No sabemos si Mike Cahill dispondrá en el futuro de los medios con los que han contado aquellos cineastas, pero Orígenes ya le ha permitido destacar en su círculo, sabiendo ver en su fantasía científica particular la eficacia de este género como vehículo de lucimiento, trabajando y descuidando exactamente los mismos aspectos que trabajaron / descuidaron sus antecesores en los films citados. En el lado positivo, Cahill se vale de unas pocas ideas muy originales que servirán de motor del relato, y trabaja a conciencia en un guion que brilla, sobre todo, por su construcción narrativa, con el fin de poder estirar esas pocas ideas en una historia de más de noventa minutos. El relato, para ello, expone una primera mitad donde nos habla de la investigación llevada a cabo por Ian (Michael Pitt) y su compañera Karen (Brit Marling), en paralelo al romance entre el primero y la enigmática Sofi (Brit Marling), siendo casi todo este tramo, en realidad, un brillante macguffin: como veremos en la segunda mitad, la investigación de Ian y Karen carece de importancia, lo relevante serán las conversaciones íntimas de Ian y Sofi, que llevarán a la pareja de científicos a descubrir una realidad que solo se explica en un sentido religioso. Esta hábil manera de manejar las expectativas de la audiencia no solo se da desde un punto de vista estructural, también se aplica en pequeños detalles: véase cómo el director, casi al final, se toma el tiempo de presentarnos a un nuevo personaje (y de insinuar el rechazo que produce en Ian) que no tendrá más utilidad que la de hacer que el protagonista, en un momento dado, suba por la escalera para ir a la habitación de su hotel, por tal de no compartir un ascensor, consiguiendo con ello que el clímax del relato tenga lugar después y no antes de que el científico realice su última prueba.
¿Qué es, entonces lo que, al igual que hicieran Aronofsky, Jonze o Gondri, descuida Cahill en Orígenes? Para empezar, el guionista olvida trabajar en lo que no concierne a la construcción del relato y a las posibilidades que maneja el espectador, sino en los aspectos que lo dotan de profundidad (la presentación de los personajes principales no está más trabajada que la del citado compañero de hotel), o en cuidar que ciertos detalles no solo produzcan el impacto deseado, sino que también resulten verosímiles: llama especialmente la atención que el protagonista viaje a la India en busca de una niña, y una maestra de Delhi (Archie Panjabi) es capaz de darle pistas de su paradero a partir de una foto del iris, o que el protagonista contrate una valla publicitaria en la que incluir únicamente la foto de ese iris para encontrar a la misma niña, en vez de utilizar toda la información de la que dispone. Por otro lado, como realizador y montador, sobre todo en su primera mitad, Cahill utiliza fotografía granulada y un estilo de realización barroco, cercano a la publicidad, tal vez con el fin de llevar a las imágenes la sensación confusa que tiene el protagonista (y a juzgar por el plano aéreo y nocturno de Nueva York, que sirve de presentación para la segunda parte de la historia, el cual tiene mejor definición: el protagonista aquí, siete años después, ha madurado en todos los sentidos), pero que hace que su director adopte el mismo tono edulcorado para rodar cualquier escena, ya sea la del protagonista susurrando al oído de su amada después del coito, o lamentando que ella haya muerto brutalmente porque un ascensor ha seccionado su cuerpo por la mitad.
I Origins - Mike Cahill - 2014 [ficha técnica]
viernes, 5 de diciembre de 2014
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Creo que te ha gustado más que a mí. Le reconozco el interés, pero yo no le veo valor narrativo a la sarta de cliches que se presentan en la primera mitad de la cinta, más allá de hacerla atractiva a cierto público al que va dirigido la película. Y aunque la comparación con Jonze y Gondry si que es pertinente, no creo que esta hombre alcance por ahora su nivel: el tono de sus películas, sobre todo de las primeras que contaban con grandes guiones de Charlie Kauffman era siempre menos complaciente y más complejo.
ResponderEliminarDesde luego, si los debuts en el largometraje de Jonze y Gondry destacaron fue gracias a los guiones de Charlie Kaufman, en eso estamos de acuerdo.
EliminarGracias por tu comentario.