La aventura del hoy olvidado (y olvidable) film familiar de los ochenta The Monster Squad (titulado en España Una pandilla alucinante) arrancaba cuando una versión actualizada del Conde Drácula se proponía dominar el mundo con ayuda de un ejército formado por la momia, el monstruo de Frankenstein, el hombre lobo y un ser marino inspirado en el largometraje de los años cincuenta Creature from the Black Lagoon. A propósito de The Monster Squad, el crítico Hal Hinson escribió para el Washington Post, con bastante mala uva, que se trataba de una parodia del cine de terror "escrita por Black & Dekker" (esto es, por Shane Black, también director, y Fred Dekker), un hecho que explicaba, según Hinson, por qué la película era mala hasta el punto de no parecer concebida por un cineasta sino por un aparato eléctrico. Esta cruel apreciación no era, en absoluto, una excepción, y representaba muy bien la opinión cinematográfica de entonces, cuando la cultura popular en sí misma no suponía una garantía de nada, ni existía la necesidad ética de dirigirse a ella desde el respeto. Todo esto ha cambiado veinticuatro años después, en el momento en el que La cabaña del bosque sale a la luz. La distribución del debut cinematográfico de Drew Goddard no ha gozado de especial fortuna en nuestro país, donde ha sido lanzado directamente en formatos domésticos, sin pasar por salas comerciales, y éste ha sido uno de los principales objetos de denuncia de la temporada tanto para los fans del cine fantástico y de terror como para los cronistas que quedaron maravillados con el pase de la película en el último Festival de Sitges.
A ninguno de ellos, como tampoco a los que hoy en día escriben para el Washington Post, se le ha ocurrido mofarse del trabajo de Goddard en la forma en la que lo hicieron antaño acerca del de Black, pese a ciertas similitudes entre ambos relatos, con la salvedad de que las invocaciones del primero no se limitan a cuatro o cinco mitos fantásticos: hombres lobo, aliens, mutantes, zombis, reptiles, payasos locos, brujas, árboles embrujados, serpientes gigantes, momias, tritones... conforman el ejército de critaturas malignas guardadas para salir a la superficie cuando proceda aterrorizar, torturar y descuartizar a los incautos que sean enviados a la cabaña que da nombre al título, ante la mirada fascinada de los encorbatados que velan porque todo ello siga según lo esperado. Qué duda cabe que estos últimos son una metáfora de los propios espectadores de los films en los que habitan estas criaturas, que contemplan con complacencia cómo los protagonistas van cayendo en todos y cada uno de los tópicos del género (burlarse de un perturbado paleto que les advierte del peligro, salir a practicar sexo en medio de un desconocido bosque, no permanecer unidos cuando son perseguidos por un ejército de sanguinarios muertos vivientes...) y como tal dan un sentido más que digno a la historia de Goddard co-escrita con Joss Whedon, pero mucho me temo que esa diferencia en el trato entre el trabajo de "Black & Dekker" y éste no sólo se debe a las diferencias cualitativas entre ambos trabajos (que las hay), sino a que Goddard y Whedon rinden culto a algo tan intocable hoy en día (y tan ridículo entonces) como la cultura popular y ante eso no basta con conceder el debido derecho creativo al autor, además hay que ver en ello la quintaescencia del arte contemporáneo: vaya por delante que La cabina del bosque me parece, sobre todo en su tramo final, un delicioso y espectacular entretenimiento cinematográfico, pero pensar (como apuntan algunos) que sus imágenes esconden una tesis social acerca del actual sistema socioeconómico es buscarle tres pies al gato.
The Cabin in the Woods - Drew Goddard - 2011 [ficha técnica]
lunes, 5 de noviembre de 2012
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La cabina o la cabaña del bosque?
ResponderEliminarMe sorprendes con esta reseña porque justo tenía pensado verla en breve. Ya te contaré
Siempre pongo a las entradas el mismo título que han dado en nuestro país a la película comentada. En este caso, "La cabaña del bosque".
EliminarNo sé por qué me sonaba que ya la habías visto, pero ya me contarás.