Más o menos desde que decidiera convertirse en un director de cine "serio" con La lista de Schindler (o desde que los académicos así lo entendieran), cada vez que Spielberg ha vuelto, como realizador, al terreno de lo fantástico lo ha hecho sobre materiales de enorme prestigio, como si no quisiera jugarse la notoriedad obtenida asociándose a autores de medio pelo. Así, exceptuando su recuperación de franquicias propias en El mundo perdido e Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, las incursiones de Spielberg en el cine fantástico y de ciencia ficción en los últimos veinte años han consistido en tomar el relevo de un trabajo abandonado por Stanley Kubrick (A.I. Inteligencia Artificial), adaptar un relato breve de Philip K. Dick (Minority Report), ofrecer una versión contemporánea de una obra de H.G. Wells (La guerra de los mundos) o dar vida animada a los personajes de un historietista tan celebérrimo como Hergé (Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio). Lo que hace especial a War Horse (aparte de la vocación de clásico que puede irritar a más de uno) es que Spielberg abandona esta mirada grandilocuente y parte de un material igualmente digno pero, en cierto modo, mucho menos ambicioso: se trata de una novela del escritor británico Michael Morpurgo, un autor reconocido en el mundo de la literatura infantil, entre cuyas adaptaciones se encuentra una obra de teatro utilizando marionetas a tamaño natural o un espectáculo musical para todos los públicos.
A pesar de (o precisamente por) haber partido de un origen mucho más inocente, Spielberg se esmera en ofrecer uno de sus trabajos más meticulosos técnicamente, como si el realizador quisiera compensar la candidez del relato explorando todas las posibilidades del lenguaje cinematográfico. Aun reconociendo que, pese a sus irregularidades, dentro del currículum de Spielberg no faltan destellos de grandeza, no me veo capaz de encontrar en su filmografía muchos ejemplos mejores que éste en los que podamos utilizar la infravalorada expresión de "cine en estado puro", tal es la seriedad con la que el realizador y sus habituales colaboradores (mención especial merecen la fotografía de Janusz Kaminski y la partitura de John Williams) se toman la novela de Morpurgo, sin retraerse ante posibles carencias de guión (como es el abuso de clichés en la descripción de muchos de los personajes del primer tercio de metraje) o ante la supuesta ñoñería de la historia (ese caballo protagonista que parece tomar decisiones humanas se encuentra entre las ideas más infantiles de todas las adoptadas por el director de E.T. El extraterrestre) y sabe trascender la simplicidad de la propuesta para llevarla, en ocasiones, al nivel de lo sublime: no vamos a detenernos en enumerar las abundantes y portentosas ideas visuales con las que Spielberg ilustra los momentos claves de la narración, basta con recordar esa escena climática, de desmesurada humanidad, en la que dos soldados de bandos enfrentados se alían para liberar al caballo que se encuentra violentamente atrapado entre alambres de espino y en tierra de nadie. A menudo me he quejado de que la influencia de Spielberg en la producción ha lastrado los resultados de alguno de los últimos trabajos de Clint Eastwood, pero escenas como ésta demuestra que el primero es capaz de desarrollar la madurez de su colega.
War Horse - Steven Spielberg - 2012 [ficha técnica]
viernes, 13 de abril de 2012
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Vaya rollazo Manue. Parece que va a pasar algo pero no pasa. Esta historia la he visto montones de veces. No aporta nada.
ResponderEliminarLamento que te haya decepcionado, sólo espero que no la hayas visto por recomendación mía.
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