martes, 8 de febrero de 2011

Amor y otras drogas

Pese a estar repleto de incontables clichés de la comedia juvenil de destape (el protagonista conquistador, el ex-novio perfecto y celoso, el compañero gordo y gracioso, las fiestas con chicas en sujetador y besos lésbicos...) el guión para Amor y otras drogas escrito por el propio director de la cinta, Edward Zwick, junto a su habitual colaborador Marshall Herskovitz y al productor Charles Randolph no deja de ser una interesante adaptación del libro autobiográfico de Jamie Reidy Hard Sell: The Evolution of a Viagra Salesman, donde Reidy detalla sus años trabajando para la farmacéutica Pfizer y vendiendo la que tal vez sea la droga más exitosa de los noventa: Viagra. A partir de la historia de Reidy, los artífices de Amor y otras drogas componen el ascenso social de Jamie Randall (Jake Gyllenhaal), inexperto vendedor de antidepresivos del laboratorio Pfizer que va ganando popularidad a medida que hace uso de sus dotes seductoras para ganarse la confianza de las empleadas de consultas médicas donde consigue colocar muestras de Zoloft y retirar las de la competencia (Prozac).

El paralelismo existente entre el ascenso social del personaje y el progreso en sus conquistas sexuales, potenciado por el lanzamiento de Viagra por parte de Pfizer, es algo que Zwick y sus colegas no desaprovechan, y abordan subrayando la relación de Jamie con las mujeres, sobre todo en dos casos: por un lado, de manera intermitente, el protagonista se encuentra con una mujer (Katheryn Winnick) que confiesa acostarse sólo con médicos, suponiendo así un objetivo, en principio, inalcanzable para el conquistador, una fantasía a la que Jamie se refiere con un nombre inventado, "Lisa"; por otro lado está el affaire principal del relato, para el cual los artífices de Amor y otras drogas cuentan con una acertadísima Anne Hathaway, una actriz cuya entrega no sólo es interpretativa, también se nos presenta con una falta de pudor admirable y acorde con las exigencias del relato. Porque su personaje, Maggie Murdock, una paciente desequilibrada y enferma de Parkinson, no tardará en convertirse en objeto de deseo de Jamie y los desnudos de Hathaway, lejos de resultar gratuitos, son una manera tan válida como otra cualquiera de hacer creíble la atracción que Jamie siente por ella: si se tiene en cuenta que el joven puede poseer a casi cualquier mujer, era necesario destacar de alguna manera a Maggie a sus ojos, para ello Zwick plantea en off casi todos los encuentros sexuales del protagonista a excepción de los que tiene con Maggie, cuyo atractivo para aquél queda claro desde su primera aparición cuando, con sorprendente naturalidad, no tiene reparos en enseñar un pecho.

Durante más de la mitad del film, la historia de Jamie y Maggie se desarrolla movida únicamente por la pulsión sexual, pero únicamente hasta un punto de inflexión del relato: la secuencia en la que Jamie, tras charlar con un desconocido cuya esposa padece Parkinson en un estado mucho más avanzado, es consciente de la verdadera dimensión de la enfermedad de Maggie y, en adelante, Jamie tendrá otra imagen de ella (no por casualidad, el espectador no volverá a verla desnuda). Desafortunadamente, el tono de la comedia de Zwick se vuelve algo más errático a partir de ahí, con varios altibajos que pasan por un malogrado episodio en el que Jamie y su hermano son invitados a una fiesta de pijama, donde el protagonista logra por fin tener sexo con Lisa. Un hecho que esconde un detalle negativo del personaje que Zwick, en el edulcorado desenlace, parece pasar por alto, y es que Jamie sólo será fiel a una única mujer, en la salud y en la enfermedad, cuando se haya acostado con todas las demás.

'Love and Other Drugs' - Edward Zwick - 2010 [ficha técnica]

3 comentarios:

  1. manuè en tu critica solo explicas el argumento de la pelicula, todavia estoy esperando los motivos que te llevaron a recomendarme tan infame pelicula.

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  2. He vuelto a leer lo que escribí y no sé explicarlo mucho mejor, pero lo voy a intentar. Me sorprendió la interpretación de Anne Hathaway y su falta de pudor, y la manera en la que esto se usa dentro de la película para definir el concepto que el protagonista tiene de ella: en la primera parte la chica no es más que una bomba sexual para él, pero en cuanto él es consciente de la seriedad de la enfermedad que ella sufre, las apariciones de ésta son completamente diferentes, vestida hasta el cuello. También me gustan los paralelismos entre el ascenso social y el triunfo sexual, y la historia de atracción, contada entre líneas, del protagonista hacia "Lisa", una mujer que es una idelización a la que se permite incluso ponerle un nombre irreal: hasta que no se acuesta con ella, no ve colmadas todas sus fantasías.

    En cualquier caso, no creo que sea una gran película. Pero sí que pienso (como has comentado tú en otro sitio) que si todas esas ideas las hubiera tenido un director de más prestigio tendríamos Amor y otras drogas para rato.

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  3. puede ser pero no por mi parte.
    me despisto un poco que me comparaste esta con 500 dias juntos, y para mi sin ser esta una obra maestra es infinitamente mejor.

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