Muchos críticos apostaron por Borja Cobeaga como una joven promesa en la comedia nacional, declarando que sería una lastima que el director desaprovechara en el futuro sus orígenes televisivos y abandonara un género tan necesario como desafortunado en nuesto cine, todo ello a raíz de la irregular Pagafantas, una película que, según Tonio L. Alarcón, "no intenta hacer reír a toda costa, sino que pone el acento en el desarrollo de los personajes, y en el reflejo de una generación que sigue sin saber lo que quiere de la vida" (Dirigido por..., junio de 2009). Pues bien, tal vez sea una buena noticia el hecho de que Cobeaga, en su segundo largometraje, no haya abandonado la comedia, pero hay que lamentar, y mucho, que el director haya otorgado casi al completo el espíritu de este nuevo proyecto a las temibles formas de lo peor de la comedia catódica, perdiendo entre otras cosas uno de los (pocos) aspectos realmente destacables de Pagafantas, me refiero a la mala uva con la que el autor trataba a su protagonista, una actitud mantenida hasta sus últimas consecuencias en aquel trabajo y de la que no queda rastro alguno en No controles. La razón tal vez sea una trama claramente edulcorada a base de clichés como consecuencia del amparo de Antena 3, una productora que, a estas alturas, se permite incluso sonrojantes marcas de autoría, como es la obligatoria escena (casi idéntica a otra que ya vimos en la infumable Fuga de cerebros) en la que el protagonista, siguiendo el consejo de sus amigos, baila con otra chica para provocar los celos de su amada, por no hablar de un reparto salpicado de rostros de la casa, del que se salva, por los pelos, el comedido trabajo de Alexandra Jiménez y la simpática composición de Julián López.
'No controles' - Borja Cobeaga - 2010 [ficha técnica]
martes, 11 de enero de 2011
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