Pese a venir presentada con formas de melodrama convencional, Chloe es una película donde Atom Egoyan aprovecha las limitadas posibilidades del guión de Erin Cressida Wilson, adaptando el que Anne Fontaine escribió para su película Nathalie.... Olvidando la parte final en la que todo lo expuesto se convierte en una tradicional trama de telefilm con joven seductora y destroza-hogares, el primer tramo de la película expone con brillantez la ansiedad de su protagonista, la ginecóloga Catherine Stewart (Julianne Moore), cuya preocupación por la presunta infidelidad de su marido, el profesor David Stewart (Liam Neeson), no es sino una proyección del pesar de su propia vejez y de sus celos hacia la belleza de las chicas jóvenes que van apareciendo en pantalla, entre ellas sus pacientes, las amantes de sus colegas, las estudiantes que chatean con su esposo, la novia de su hijo o la propia Chloe (Amanda Seyfried), quien no tardará en convertirse en una materialización de la juventud que anhela (la propia Chloe, en el prólogo del relato, presume de que puede convertirse en cualquier fantasía de juventud), hasta el punto de terminar deseándola físicamente. Todo ello empieza a desquebrajarse, precisamente, en una de las escenas más empalagosas del film, cuando Catherine tiene sexo con Chloe, tras lo cual se deja de respetar la entereza del personaje de la joven, y empiezan a surgir motivaciones nada creíbles por su parte, cuando resulta que, en realidad, había sido ésta quien, de manera nada justificada, estaba enamorada de Catherine desde que se conocieron en los lavabos de un restaurante. Todo ello, como decimos, para permitir un tramo final digno de un thriller de sobremesa, que llega a eclipsar a un epílogo bastante más acertado con un brillante plano en consonancia con la primera parte del discurso. Por lo demás, la personalidad del director de obras como El viaje de Felicia o El dulce porvenir queda un poco supeditada aquí a los caprichos de una producción demasiado aburguesada para el director de origen armenio, si bien nos deja unos pasajes en los que recupera la crisis de representación que tan de moda pusieron directores como Egoyan en los noventa, me refiero a los momentos en los que Chloe describe sus encuentros con David y las escenas se reproducen en la mente de Catherine: Egoyan no nos engaña, que lo estemos viendo no significa que ocurriera fuera de la mente de los protagonistas.
'Chloe' - Atom Egoyan - 2009 [ficha técnica]
sábado, 11 de diciembre de 2010
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Me gusta tu blog.
ResponderEliminarTe dejo el enlace que hice de esta película en mi blog recientemente:
http://les-chansonsdamour.blogspot.com/2010/12/critica-entre-el-drama-carente-de.html
Un saludo