La carrera cinematográfica del cineasta Peter Jackson hasta la fecha constituye un fenómeno curioso. Empezó proponiendo un cine tan gamberro, minoritario y de bajo presupuesto como el desarrollado en Mal gusto y El delirante mundo de los Feebles, para terminar rodando un cine tan mainstream y desorbitadamente caro como la trilogía de El señor de los anillos. No es de extrañar que, ante semejante heterogeneidad, la prensa especializada coincida en señalar a Criaturas celestiales como el film más paradigmático de su director, acaso por ser una película equidistante de todos los extremos en los que Jackson se ha movido, si bien era, desde mi punto de vista, la película más atípica de su filmografía hasta que el propio director ha dado la razón a sus estudiosos con la llegada de The Lovely Bones, donde retoma el tipo de relato que desarrolló en Criaturas celestiales, esto es, una historia costumbrista de sucesos criminales narrada desde la óptica de lo fantástico y protagonizada por mujeres jóvenes. Lo malo del asunto es que, a estas alturas, y como ya demostró en King Kong, donde retomó de manera forzada y gratuita el cine grandilocuente que le hizo célebre, el cine de Peter Jackson se ha convertido en una víctima de sí mismo, por lo que The Lovely Bones resulta un film fallido hasta el punto de parecerme un completo error que fuera el director neozelandes quien se hiciera cargo del proyecto, ya que la historia parece funcionar tanto mejor cuanto más racional es la mirada del narrador, como demuestra el tramo inicial del film, que concluye con la brillante secuencia del encuentro entre la adolescente Susie Salmon (Saoirse Ronan) y el que será su asesino, George Harvey (encarnado por un fenomenal Stanley Tucci), un tramo en el que se nos presenta con gran habilidad a Susie y a su familia, con una ágil economía narrativa que se hace patente, por ejemplo, en detalles como la facilidad con que se nos sugiere cómo la pasión matrimonial de los padres de Susie es fulminada por el tedio familiar con un par de planos: el primero recoge cómo ambos se besan en la cama mientras ella deja caer el libro de Albert Camus que estaba leyendo, en el segundo ella lee manuales de cuidado de niños y de cocina mientras el marido duerme profundamente. Lamentablemente, este lado más terrenal del relato parece no interesar lo suficiente al director, quien abandona el mundo real a las primeras de cambio en cuanto su protagonista es asesinada (con el agravante de la pérdida de interés que tendrá el relato una vez alcanzado este punto) y la narración se ve ahogada por empalagosos mundos virtuales, en consonancia con lo que, a mi juicio, suponía el principal (si no único) problema de la celebre adaptación de los libros de J. R. R. Tolkien, donde el tempo narrativo se estiraba hasta lo impensable con todo tipo de grandilocuentes divagaciones. Aquí, esa grandilocuencia es aún más empalagosa y desacertada, y sólo tiene sentido si la tomamos como un auto-homenaje de Jackson o como una excusa para poner imágenes a las no menos ampulosas partituras de Brian Eno.
'The Lovely Bones' - Peter Jackson - 2009 [ficha técnica]
martes, 2 de noviembre de 2010
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