El uso de diferentes rostros para el papel protagonista de este poco ortodoxo biopic sobre Bob Dylan no refleja tanto la amplia variedad de aspectos presentes en la vida del cantante (talentoso, transgresor, comprometido, etc.) como las diferentes maneras en las que el cineasta Todd Haynes se acerca al personaje retratado. Es decir, lo que hace diferente a I'm not there no es sólo que el protagonismo del relato vaya cayendo en distintos intérpretes sino también que Haynes enfrenta texturas, tempos y, en general, estilos narrativos muy diferentes para desarrollar la historia del protagonista en cada segmento, lo cual es una acertada manera de poner en escena la riqueza del personaje de Dylan que, si bien hace que el conjunto se resienta en sus momentos más dispersos, hace del trabajo de Haynes una obra exuberante, acaso inabarcable en un sólo visionado, en el que el director continúa y multiplica la labor de recreación del cine clásico que inició a propósito de la obra de Douglas Sirk con su anterior Lejos del cielo. Por ejemplo, vemos como Haynes utiliza un estilo directo en blanco y negro para la escenas de los interrogatorios a un joven que viste y habla como Dylan pero que toma el nombre del poeta Arthur Rimbaud (Ben Whishaw), mientras que, en las secuencias que tienen lugar en un extraño y atemporal far-west por las que deambula un maduro Billy the Kid (Richard Gere), Haynes rompe bruscamente el estilo para recrear el de los westerns de Sam Peckinpah (cineasta que, por cierto, contó con Bob Dylan para interpretar al forajido en Pat Garret y Billy el Niño).
Haynes convierte su film en un gran fresco abstracto o, si se quiere, un collage de abstracciones individuales, empezando por la propia idea de escoger diferentes edades, sexos y razas para sus protagonistas dando a entender así ideas muy directas, como son el hecho de utilizar a un actor negro de once años (Marcus Carl Franklin) para el personaje de Woody exponiendo así tanto la personalidad inicial de Dylan (al ser un joven prodigio que despierta la admiración en los demás) como los antecedentes de su arte, ya que Woody Guthrie es el nombre real de uno de los muchos músicos folk que inspiró a Dylan pero que hacía un uso algo más neutral de la música (de ahí que el resto de personajes sugieran al pequeño Woody que cante sobre su propio tiempo), cuyo testigo recoge Dylan literalmente cuando Billy encuentra la guitarra del pequeño. Igualmente, una actriz, Cate Blanchett, personifica el lado artísticamente más ambiguo del cantante con el personaje de Jude Quinn durante un segmento para el que Haynes toma prestados elementos del cine de Fellini (con bastante mejor acierto, dicho sea de paso, que el logrado por Coppola en su fallida Tetro), que está repleto de atractivas imágenes en blanco y negro y de geniales ideas, como son su secuencia de apertura escenificando el concierto que tuvo en lugar en el festival de música folk de Newport, donde Dylan fue abucheado por sus propios fans por aparecer en el escenario rodeado de una banda de rock eléctrico, lo cual se representa con una larga secuencia de imágenes con voz en off y el sonido de unos latidos que establecen una calma que Jude Quinn y sus compañeros rompen al subir al escenario y disparar literalmente contra los espectadores, o la manera en la que se cierra la historia de Jude al morir en un accidente de moto, un accidente real al que Bob Dylan sobrevivió, pero tras lo cual desapareció de la escena pública durante varios años declarando estar avergonzado de las sanguijuelas de las que se rodeaba, sugiriendo así que en el accidente "muere" el Dylan más despreocupado.
Estos acontecimientos biográficos son repartidos con cuidado entre los diferentes personajes con el fin de perfilar cada uno de ellos y de diferenciarlos del resto, de manera que Jack Rollins (Christian Bale) protagoniza una historia contada en clave de falso documental, y encarna el lado más comprometido y político de Dylan, el de alguien contrario a la guerra de Vietnam y que una vez apareció ebrio en una entrega de premios para insultar a la audiencia y confesar haber visto algo de sí mismo en el magnicida Lee Harvey Oswald, pero también de alguien que a finales de los setenta se entregó fervientemente al cristianismo. A propósito de Rollins, Haynes pone en práctica otra pirueta narrativa con el personaje de Robbie Clark (Heath Ledger), un actor en la ficción encargado de interpretar a Rollins en el film "Grain of Sand", el cual sufre una crisis matrimonial, hecho que hace que sea el personaje más humano (el actor que finje ser un mito) el que refleja los problemas de pareja de Dylan, sus problemas "terrenales". Y así se cierra un círculo en el que Haynes trata de abarcar los infinitos matices de un personaje genial e inclasificable. Pocas veces un retrato ha sabido transmitir tan bien la fascinación de su autor por el personaje retratado.
'I'm Not There' - Todd Haynes - 2007 [ficha técnica]
viernes, 19 de marzo de 2010
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