Bashir Gemayel, líder de la Iglesia Católica Maronita y mandatario electo libanés, fue una de las decenas de personas que perdieron la vida en un atentado perpetrado por uno o más activistas sirios contra la sede de las Fuerzas del Líbano en Beirut. A raíz del atentado, Israel vio peligrar su estrategia en Líbano, por lo que, sólo un día después, el entonces ministro de defensa Ariel Sharón ordenó la ocupación de Beirut Oeste con el fin de capturar posibles combatientes de la OLP. Entonces, un ejercito de más de mil libaneses bajo la supervisión de Elie Hobeika, sucesor de Gemayel, se introdujo en el campamento de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, mientras que los soldados israelíes controlaban la entrada y supervisaban la operación. El resultado fue dramático: centenares de civiles indefensos fueron ejecutados durante las treinta horas que duró la operación.
Vals con Bashir es tanto un film histórico como un film de autor extremadamente personal a cargo de Ari Folman, director, guionista y compositor nacido en Haifa, quien, a sus diecinueve años, fue miliciano israelí y testigo de la masacre de Sabra y Chatila. Si bien las imágenes de este peculiar proyecto, casi un ejercicio de videoarte, tienen un marcado tono experimental, el film ha sido concebido a partir de dos o tres ideas nada azarosas. Para empezar, su protagonista ha perdido parte de su memoria, lo que propicia la estructura del relato, un raro documental en el que el director va filmando entrevistas a personajes supuestamente implicados en los hechos que quiere esclarecer, y va recreando después los testimonios de éstos, los cuales lo van acercando progresivamente a la zona de la masacre. Por otro lado, el hecho de que casi toda la película sea un film de animación a partir de imágenes reales (como hiciera, por ejemplo, Richard Linlater en el díptico formado por Waking Life y A scanner darkly) permite a Folman potenciar el carácter confuso de su filmación, jugando constantemente con la incertidumbre de los recuerdos de sus personajes: Vals con Bashir es sobre todo un film que cuestiona la memoria histórica, al evidenciar que los hechos no tienen por qué ser exactamente como los recordamos. Por último, es mucho más premeditada de lo que pueda parecer la importancia que en el film tiene el subconsciente colectivo, el hecho de que los sueños de sus protagonistas tengan tanto o más peso que sus recuerdos, al tiempo que todos ellos están relacionados (véase las recurrentes imágenes del mar, de las vengalas, de las masacres a animales...) Y como muestra, el prólogo en el que un ex-soldado sueña con una jauría de perros que van en su búsqueda aterrorizando a la población: en realidad son los fantasmas de animales contra los que el personaje disparó en el pasado, metáfora de conflicto entre israelíes y palestinos casi treinta años después.
'Vals Im Bashir' - Ari Folman - 2008 [ficha técnica]
sábado, 14 de febrero de 2009
Vals con Bashir
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