El documental de Barbet Schroeder El abogado del terror dedicaba sus primeros minutos a poner en duda las evidencias establecidas en torno al genocidio de Camboya a finales de los setenta. Primero, el dictador Saloth Sar, alias Pol Pot, era mostrado como un anciano amable y educado. Después, el letrado Jacques Vergès hablaba de un "genocidio no intencionado" diciendo que, si bien la represión durante el regimen era muy condenable, no fueron sus dirigentes los únicos responsables de que murieran millones de personas, ya que a ello habían colaborado las acciones bélicas estadounidenses y la hambruna producida por el embargo. El film proseguía en esa línea durante todo su metraje, recorriendo con la misma ambigüedad que ofrecía el punto de vista de Vergès otros sucesos igualmente dramáticos acontecidos durante la segunda mitad del siglo veinte. El film de Schroeder era una obra maestra del desconcierto, de la crisis de la verdad. El camboyano Rithy Panh, perteneciente a los dos tercios de la población de su país que consiguió sobrevivir a la dictadura de Pol Pot, nos ofrece con S21: La máquina roja de matar justo lo contrario, intentando contar una verdad sin ambigüedades, tomando así una posición inusual en unos tiempos en los que el documental se parece más a un campo para la manipulación que a una vía de esclarecimiento.
El trabajo de Panh parece estar concebido en respuesta a la cinta de Schroeder, si no fuera porque el primero rodó el film muchos años antes. El orden cronológico con el que hemos conocido en España a uno y a otro ha sido un capricho, como no, de las todopoderosas distribuidoras: Ignoro los motivos por los cuales este aplaudido documental no se ha estrenado en nuestro país en todos estos años, pero imagino que ahora han visto una excelente oportunidad para hacerlo con motivo del juicio (treinta años después de la caída de la dictadura de Pol Pot) a algunos de los mandatarios relacionados directamente con el genocidio, siendo el más estrechamente ligado a lo que cuenta S21 el profesor Kaing Guek Eav alias Duch, máximo dirigente de la prisión ubicada en Phnom Penh que da nombre al film, donde fueron apresados, torturados y ejecutados unas trece mil personas, en su mayoría civiles inocentes, incluyendo a niños, mujeres y ancianos. De hecho, si Panh construye su documental casi siempre sobre el testimonio de los torturadores y rara vez sobre el de las víctimas se debe a que resultó casi imposible encontrar alguien que sobreviviera en el otro bando. Con todo, alguno de los momentos más memorables del film proceden del testimonio de los supervivientes Chum Mey (cuyo llanto al llegar de nuevo a los muros de la prisión, pasados los años, es estremecedor) y el célebre pintor camboyano Vann Nath (cuyos cuadros ilustran el calvario que él mismo sufrió), siendo este último una especie de conductor del relato, a medida que va interrogando con una entereza sobrehumana a los que en su día fueran guardianes, torturadores y verdugos en las celdas de la prisión, a los cuales no les cuesta reconocer, e incluso recrear, los demenciales actos que llevaron a cabo bajo las órdenes de los jemeres rojos. El artista servirá al director del film para denunciar una verdad indefendible, no recreándose más de lo necesario en cifras que, de tanto repetirlas, parecen haber perdido su atroz significado (dos millones de muertos en dos años) y que, para gente como Jacques Vergès, son discutibles. Rithy Panh prefiere demostrarnos que cada una de esas victimas, sean miles o millones, pasó sus últimas horas en un aterrador infierno.
'S-21, la machine de mort Khmère rouge' - Rithy Panh - 2003 [ficha técnica]
sábado, 28 de febrero de 2009
S-21: La máquina roja de matar
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