El erotismo de Deseo, peligro ha hecho que sea calificado como NC-17 en Estados Unidos, una etiqueta tan temida entre las productoras americanas como apoyada por la sociedad más puritana. Imaginamos que el contenido del film fue lo que llevó a capitales estadounidenses como Focus Features o River Road Entertainment a coproducir la historia con otras alianzas en Oriente. Como resultado, la historia fue importada de nuevo a América y catalogada para adultos, pero los americanos han acudido en masa a comprobar cómo de pervertidos son los orientales. Lo paradójico es que en lugares como Hong Kong o Taiwán, donde se registraron sus imágenes, el sexo filmado no sólo está mal visto: está prohibido. Al margen de esta curiosidad, digamos que Ang Lee sólo es uno de tantos casos de directores extranjeros que vuelven a sus países para hacer un cine menos políticamente correcto, pero hay un ejemplo concreto que es extremadamente similar. Paul Verhoeven narró hace muy poco otra historia, El libro negro, situada también en la ocupación de su país durante la segunda guerra mundial, donde una joven que ingresa en las filas de la resistencia termina sintiéndose atraída por uno de los enemigos a los que pretendía eliminar. Aunque el desenlace de ambas historias sea muy diferente, en ambos films encontramos similitudes mucho menos genéricas, como el hecho de que ambas heroínas se preparen en las artes sexuales antes de iniciar su trabajo, o la estructura de flash back con la que se plantean los relatos. Por todo ello, y por más que entre las trayectorias de Lee y Verhoeven haya escasas similitudes, no se puede negar que ambos films darían para un interesantísimo estudio donde analizar cómo se transforma la escritura de un director europeo y otro asiático bajo la influencia americana, qué características aportan estos al cine de su país adoptivo y cómo utiliza cada uno la experiencia adquirida cuando vuelven a casa. Éste último aspecto sería fundamental para explicar por qué El libro negro fue un film fallido y Deseo, peligro resulta mucho más coherente y regular.
Por algún motivo, Verhoeven no tuvo el peso suficiente para apropiarse plenamente de un proyecto que sólo se admiraba a ratos, mientras que Lee parece ser el único autor de su película. En ella vemos cómo demuestra una experiencia a la hora de lidiar con grandes presupuestos que lo sitúa por encima de la mayoría de sus compatriotas. También vemos que muchos directores americanos se hubieran movido en una obra de tal magnitud poniendo el relato al servicio de su presupuesto y no al revés. Lee no es un escaparatista gratuito, por lo que ninguna de las cuidadas panorámicas en Hong Kong o Shangai que vemos en su película tienen un sentido virtuoso, y siempre son necesarias para poner en escena a sus personajes. No en vano los mejores momentos de Deseo, peligro los encontramos cuando se filma a los personajes principales en pequeñas estancias y sin necesidad de grandes escenarios ni atrezzos (de hecho, uno de los planos más significativos y emotivos del film consta sólo de una cama a oscuras y con apenas una sábana), sin duda, una manera acertadísima de acercarse a una historia de muy difícil exposición, ya que la joven Wong Chia Chi (Wei Tang) siente una atracción puramente carnal por un hombre (Tony Leung) que podía describirse como alguien muy despreciable, al que termina entregando todo después de que éste le regale un enorme diamante (las escenas previas de cama están encaminadas a subrayar hasta la saturación que la relación de los protagonistas es puramente sexual). El materialismo de la relación es tal que Ang Lee podría ganarse la enemistad de numerosos sectores del pueblo asiático, no sólo la de un público poco dado a aceptar historias cuya protagonista disfruta de la sexualidad sin tapujos, sino también de la de esos nuevos autores chinos dedicados a denunciar los males de un capitalismo cuya superficialidad está destruyendo una espiritualidad milenaria (compárese si no el discurso del film con el de Jia Zhang Ke en Naturaleza muerta). Por ello no debemos detenernos en admirar su elevado coste de producción o en alabar su impecable factura técnica, ya que, como ya hiciera en Brokeback Mountain, Ang Lee nos ofrece con Deseo, peligro un film bastante más original y a contracorriente de lo que pueda parecer.
'Se, jie' - Ang Lee - 2007 [ficha técnica]
jueves, 3 de enero de 2008
Deseo, peligro
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