Steven Soderbergh parece no tomarse demasiado en serio a sí mismo cuando se dedica a productos de entretenimiento como la trilogía de Danny Ocean (George Clooney). Puede que ahí esté también la explicación del recibimiento de estas películas, vendidas descarademente como blockbusters y evitando cualquier elogio crítico. Si se tratara de películas de Tarantino esto sería bien distinto, véase si no la sonora acogida de sus Kill Bill, una saga que, al margen del debate que ha generado en torno a su cuestionable originalidad o a sus méritos como pastiche, lo único que consigue es entretener. La razón de todo esto es, como decimos, la manera en la que ambos artífices afrontan la distribución de sus películas ya que, si nos centráramos en ellas olvidando la forma en la que se nos venden, veríamos que en las últimas películas de Soderbergh hay más seriedad, sobre todo en cómo respeta a sus modelos comparado con Tarantino, alguien que nunca pierde la oportunidad de reírse de ellos. Además, Ocean's 13, al igual que sus predecesoras, está elaborada como obra colectiva más que como film individual (lo que no quita que una lectura del film pueda darnos pistas sobre la personalidad de uno sólo de sus implicados), lo que la convierte en un proyecto de productor y no de autor, el cual se alimenta tanto del caché de su estelar reparto, como de la personal realización del propio Soderbergh (en la que no falta un uso de los teleobjetivos acertadamente naïf, si bien abusa de los planos aéreos del espectacular hotel donde se desarrolla la acción) y, sobre todo, de la música de David Holmes, sin duda uno de los nombres más importantes de la trilogía.
Con todo ello no quiero decir que en Ocean's 13 haya una incomprendida joya cinematográfica, sino que más le valdría a Soderbergh saberse vender un poco mejor haga lo que haga y no sólo cuando juega a ser autor, a juzgar por su reciente El buen alemán, un film presumiblemente "serio" pero que, al final, sólo ha servido para que los entendidos hablen de las películas a las que imita, no de su forma de evocarlas. Porque Ocean's 13 es un film diseñado para entretener que, al menos, entretiene, a pesar de sus limitaciones. A diferencia de su predecesora, rodada como un mero divertimento (hay quien rumorea que fue pensada para pagar unas vacaciones europeas a su equipo), esta tercera entrega ha recuperado el rigor narrativo de la primera parte, y no repite ninguno de los baches de la segunda (como el muy sonrojante en el que el personaje interpretado por Julia Roberts se hacía pasar por ella misma), ocultando así su carácter de comedia de sal gruesa (cf. las escenas, rozando el slapstick, en las que el equipo de Danny Ocean hace la vida imposible al inspector que decidirá si otorgar o no el premio de cinco diamantes al hotel que pretenden asaltar), así como alguna de sus más notables limitaciones de guión, como esa imperdonable trampa en la que uno de los peores enemigos de los protagonistas resulta estar, en una inncesaria sorpresita final, con los buenos: para que nos lo traguemos, éste está a punto de arruinar la misión de los protagonistas.
'Ocean's Thirteen' - Steven Soderbergh - 2007 [ficha técnica]
viernes, 13 de julio de 2007
Ocean's 13
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