A veces la famosa política de los autores no sólo no favorece a aquellos directores que suelen hilvanar una carrera cinematográfica siguiendo unas pautas de buen hacer en su oficio en lugar de sobre un par de ideologías inmutables (¿es Clint Eastwood un autor? parecen cuestionarse algunos), sino que también ningunea a aquellos brillantes títulos que son filmados por artesanos de currículum modesto o inexistente. Esta corriente de pensamiento que, aplicada a otras épocas, nos haría despreciar películas como La noche del cazador (cuyo director sólo rodó dos películas), tal vez sea la explicación para el hecho de que un film con las virtudes de Hollywoodland haya pasado completamente desapercibido. Imagino que a muchos les habrá parecido que, siendo Allen Coulter un profesional con más de veinte años de carrera televisiva pero casi inédito en esto del cine, es mejor no decir demasiado alto que nos encontramos ante una película admirable, esperemos a ver que hace su director en el futuro, no vayamos a estar ante un espejismo. Lo mismo podría aplicarse, por otros motivos, al Ron Howard de Cinderella man: no digamos nada bueno del responsable de varios batacazos artísticos, independientemente del derroche de calidad del producto. Y aplíquese a la inversa a films tan mejorables como La novena puerta o El aviador, que en su día estuvieron en boca de todo el mundo por el mero hecho de haber sido rodados por los mismísimos Polanski y Scorsese (¿cómo se hubiera acogido a Hollywoodland de haber sido filmado por alguien consagrado? lo puedo imaginar).
Lo cierto es que el oficio demostrado por Coulter en este film es una verdadera sorpresa. Porque detrás de su apariencia clásica (de parecer otra de tantas películas cargadas de lujosos atrezzos de los años cincuenta) se desarrolla un estilo narrativo de bastante complejidad. La historia de George Reeves (magníficamente encarnado por un sorprendente Ben Affleck), actor que encarnó a Superman para la televisión y que murió por una bala presumiblemente disparada por él mismo, y la de Louis Simo (Adrien Brody), el detective que intentará desenmascarar un falso suicidio, son conectadas mediante una serie de flashbacks sin ensamblajes técnicos palpables, no hay fundidos de ningún tipo entre ambos planos narrativos, y sin embargo la trama se deja seguir sin dificultad, incluso permitiéndose Coulter algunas proezas, como plantear varios escenarios para la muerte de Reeves sin necesidad de recalcar que aquello ocurre en la imaginación del detective, conjugadas con algunos hallazgos brillantes, como cuando Reeves está a punto de ser disparado por un niño que quiere comprobar el poder de Superman, una escena de gran tensión que se resuelve sin complejos cortando al rostro del detective que despierta de un mal sueño, momento sólo superado por el desenlace del film: su hermosísima resolución es imprevisible como broche a una historia que invitaba a salir de una manera más convencional.
La trama de Hollywoodland tiene como transfondo el perverso universo de los estudios (aunque nos regale puntuales momentos de felicidad de Reeves entregado a sus pequeños admiradores), conducido por la vida de un actor encasillado en un personaje que será su condena, pero es tanto o más interesante como film noir sobre la vida en pareja en medio de una ciudad donde los celos y las infidelidades están a la orden del día. En ese sentido, Hollywoodland es casi un relato coral donde las relaciones entre hombres y mujeres son casi un imposible que termina a menudo de manera trágica, en el crimen pasional, en la demencia o en el suicidio. Lois se nos presenta contratado por maridos desconfiados, a la par que está divorciado y vive con una joven que le engaña, mientras que el atormentado Reeves no encuentra la felicidad en ninguna mujer, ni siquiera en una madre materialista que jamás le apreció lo suficiente. Sin embargo, el detective reencuentra la paz en lo que le queda de familia, en otro regreso a la idea del hombre moderno traicionado por sus ideas de emancipación del mundo conservador (como apunté a propósito de A scanner darkly). Y, por favor, no vengamos a tachar a Coulter de reaccionario por hacer este tipo de apuestas, lo mismo han hecho recientemente directores como David Cronenberg sin que nadie pusiera el grito en el cielo.
'Hollywoodland' - Allen Coulter - 2006 [ficha técnica]
viernes, 16 de marzo de 2007
Hollywoodland
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Esta película la apunté hace tiempo, pero aún no he tenido la oportunidad de verla. Algunos críticos americanos, como Jonathan Rosembaum, dicen que los personajes de este film están mejor escritos que los de'Chinatown'. Me parece una afirmación algo atrevida, y eso me ha motivado aún más a ver esta peli.
ResponderEliminarTienes cierta razón en lo de Howard por Cinderella man, película que me sorprendio viniendo de quien venía. De Howard también me gustó 'Frost/Nixon', aunque sin volverme loco.
En el caso de Eastwood, sin consideramos cine de autor a un cine sin medios económicos o de temática y lenguaje serio y lento, Eastwood no lo seria. Pero no estoy de acuerdo con esta definición de autor. Desde hace muchos años, tras tener que hacer mucha "mierda", Eastwood montó su productora, y desde entonces ha hecho las películas que ha querido, tocando varios géneros, pero siempre tratando con temas predilectos, como el perdón. Y no creo que sus temas sean inmutables, porque se mueve por varios géneros como un maestro. Perdón por enrollarme pero es que Eastwood es una debilidad que tengo, creo que ha sido el director de la década, y eso que no me gusta categorizar. Un saludo. Yo soy el anónimo de estos dos días.
Releyendo este texto casi tres años después, reconozco que se puede malinterpretar mi cita a Eastwood. Quise decir que Eastwood sigue "unas pautas de buen hacer en su oficio" y ha obtenido el reconocimiento a partir de esto, en lugar de lograr una identidad a base de "trabajar sobre un par de ideologías inmutables". Quienes hacen esto son los llamados autores, de ahí que se cuestione si Eastwood es un autor o no. A lo que me refiero es a que no se debe menospreciar ninguna película por el hecho de que su responsable no sea un autor, y como muestra Cinderella Man, Hollywood Land y casi toda la filmografía de Eastwood (en caso, claro está, de que este último no sea un autor).
ResponderEliminarGracias por tus comentarios.