A diferencia de sus compatriotas, como Mohsen y Samira Makhmalbaf, Majid Majidi o Bahman Ghobadi, el director de cine iraní Jafar Panahi siempre ha tenido bien presente en su obra al que indiscutiblemente es el máximo representante del cine persa (y, en mi opinión, uno de los dos o tres mejores cineastas en activo), Abbas Kiarostami. Véase cómo la hermosísima El globo blanco es una especie de revisión de otros largometrajes con niños como ¿Dónde está la casa de mi amigo?, incluso El espejo era, en principio, un relato de este tipo, pero se convirtió (sin querer) en un brillante ensayo acerca de los límites de representación del cine, de su capacidad para imitar la realidad, al fin y al cabo, un tópico del cine de los noventa sobre el que Kiarostami también había trabajado magistralmente en el díptico de Y la vida continúa y A través de los olivos y, sobre todo, en Close up. Sin embargo, estas influencias no siempre han ido en la misma dirección. Kiarostami decidió en Ten aparcar sus inquietudes existenciales y artísticas, y usar su lenguaje al servicio de un tema más social, el de la injusta situación de la mujer en Irán. En este caso, fue Panahi quien se anticipó abordando este tema en El círculo, un angustioso retrato coral de un grupo de mujeres marginadas en un sistema social dominado por los hombres.
Offside viene a ser una especie de reverso amable de El círculo, pues es una película más ligera y accesible, sin duda debido a un estilo mucho más ortodoxo en términos de montaje y puesta en escena. En el rodaje, los medios logísticos fueron tan excasos como de costumbre, pero las virtudes de Panahi como elegante realizador hacen que la construcción dramática no se vea afectada, y planifica con brillantez un relato que podría resolverse en tres actos: la presentación en un autobús, el desarrollo en la parte posterior de las gradas de un estadio y el desenlace en un furgón de policia (la parte de la entrada al estadio, incluída la detención de la primera joven, podía haberse resuelto mediante una elipsis), a lo cual habría que sumar el escenario del baño público donde se desarrolla una de las escenas más cómicas de la película, pero no necesariamente la mejor rodada, dado que la construcción de cualquier episodio es igual o más minuciosa. Esto también es posible gracias a su elenco de actores no profesionales, en cuya dirección se ha especializado Jafar Panahi, llegando en algunos momentos del film a sus niveles más sobresalientes. Más inesperado es el hecho de que, en medio de una filmografía poco dada a los géneros, la película se trate de una comedia hasta las últimas consecuencias, cuyo optimismo carece incluso de juicios morales hacia sus personajes, hasta el extremo de que no presta demasiada atención a las motivaciones de las protagonistas pero sí a las de los soldados que las retienen.
Con todo, la mayor virtud de Offside es el uso del tiempo cinematográfico, su modo de aprovechar como fondo del relato un acontecimiento real: el encuentro de fútbol que enfrentó a las selecciones de Irán y Bahréin, del que la primera obtuvo la clasificación para el mundial de fútbol que posteriormente se celebró en Alemania. Este recurso (ignoro si se trata de un truco o los hechos son auténticos) produce una fuerte sensación de tiempo real que hace que, como todas las películas de Panahi, Offside esté tan cerca de ser un documental como de un cuento de ficción. La mayor parte de la trama se desarrolla durante un partido de fútbol que apenas vemos, que casi siempre tiene lugar fuera de la escena, en cambio los minutos iniciales y finales llevan al anonimato a los personajes protagonistas, por verse integrados en los acontecimientos auténticos que sucedieron aquel día. Así, las imagenes no son sólo un seguimiento de un puñado de mujeres y hombres ficticios, sino un documento casi histórico acerca de unos hechos concretos, que exaltan el poder de unidad de todo un país. No en vano, las mujeres terminan consiguiendo la libertad al confundirse entre una multitud que canta algo que parece el himno de Irán pero que en realidad no lo es, pues se trata de un tema popular compuesto en un momento en el que Irán sufría la opresión de occidente: a lo que cantó el autor no fue al gobierno de Irán, sino a su pueblo.
'Offside' - Jafar Panahi - 2006 [ficha técnica]
Offside viene a ser una especie de reverso amable de El círculo, pues es una película más ligera y accesible, sin duda debido a un estilo mucho más ortodoxo en términos de montaje y puesta en escena. En el rodaje, los medios logísticos fueron tan excasos como de costumbre, pero las virtudes de Panahi como elegante realizador hacen que la construcción dramática no se vea afectada, y planifica con brillantez un relato que podría resolverse en tres actos: la presentación en un autobús, el desarrollo en la parte posterior de las gradas de un estadio y el desenlace en un furgón de policia (la parte de la entrada al estadio, incluída la detención de la primera joven, podía haberse resuelto mediante una elipsis), a lo cual habría que sumar el escenario del baño público donde se desarrolla una de las escenas más cómicas de la película, pero no necesariamente la mejor rodada, dado que la construcción de cualquier episodio es igual o más minuciosa. Esto también es posible gracias a su elenco de actores no profesionales, en cuya dirección se ha especializado Jafar Panahi, llegando en algunos momentos del film a sus niveles más sobresalientes. Más inesperado es el hecho de que, en medio de una filmografía poco dada a los géneros, la película se trate de una comedia hasta las últimas consecuencias, cuyo optimismo carece incluso de juicios morales hacia sus personajes, hasta el extremo de que no presta demasiada atención a las motivaciones de las protagonistas pero sí a las de los soldados que las retienen.
Con todo, la mayor virtud de Offside es el uso del tiempo cinematográfico, su modo de aprovechar como fondo del relato un acontecimiento real: el encuentro de fútbol que enfrentó a las selecciones de Irán y Bahréin, del que la primera obtuvo la clasificación para el mundial de fútbol que posteriormente se celebró en Alemania. Este recurso (ignoro si se trata de un truco o los hechos son auténticos) produce una fuerte sensación de tiempo real que hace que, como todas las películas de Panahi, Offside esté tan cerca de ser un documental como de un cuento de ficción. La mayor parte de la trama se desarrolla durante un partido de fútbol que apenas vemos, que casi siempre tiene lugar fuera de la escena, en cambio los minutos iniciales y finales llevan al anonimato a los personajes protagonistas, por verse integrados en los acontecimientos auténticos que sucedieron aquel día. Así, las imagenes no son sólo un seguimiento de un puñado de mujeres y hombres ficticios, sino un documento casi histórico acerca de unos hechos concretos, que exaltan el poder de unidad de todo un país. No en vano, las mujeres terminan consiguiendo la libertad al confundirse entre una multitud que canta algo que parece el himno de Irán pero que en realidad no lo es, pues se trata de un tema popular compuesto en un momento en el que Irán sufría la opresión de occidente: a lo que cantó el autor no fue al gobierno de Irán, sino a su pueblo.
'Offside' - Jafar Panahi - 2006 [ficha técnica]
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