miércoles, 24 de enero de 2007

Mujeres en el parque

Mujeres en el parque, último film de Felipe Vega (alguien que, a pesar de firmar trabajos a la altura de El techo del mundo, es casi un desconocido), nos ofrece una historia conducida con pulso puramente narrativo, novelesco, pero a sus personajes no se les priva de mostrar reacciones naturales. Las vidas de Daniel (Adolfo Fernández), un pianista y profesor de música; de Ana (Blanca Apilánez), galerista y esposa de Daniel; de Clara (Emma Vilarasau), amante de Daniel; de Mónica (Bárbara Lennie), hija de veintidós años de la pareja, y de David (Alberto Ferreiro), el novio de esta última, son conducidas con maneras académicas hacia un desenlace narrativo, pero ello no implica que en estos personajes no puedan producirse extrañas reacciones casi fuera de contexto. En una situación, Mónica, Ana, Clara y Daniel coinciden en el apartamento de éste último, llegando a estar el matrimonio y la amante en una misma habitación, entonces el punto de vista se detiene en Mónica, que queda fuera de la estancia, pero nada extraño parece suceder dentro, cuando en un film de género convencional la escena hubiera estallado de manera trágica o cómica. En otra secuencia, es Mónica quien pide sexo a su novio en el portal de su casa, de manera inesperada y justo antes de que decida romper con él. Sin embargo estas rarezas son también uno de los atractivos del film, sobre todo por la forma en la que actores y director las ponen en escena sin forzar las situaciones, a la par que dotan de humanidad a sus personajes. En este sentido, sería justo comparar esta forma de contar las cosas con el estilo de otros compatriotas como José Luis Garci, en principio muy similar al de Felipe Vega, pero cuyos personajes no superan su condición de irreales, quedando planos y carentes de interés. Es la diferencia entre un director cinéfilo, un empollón, como Garci y un cineasta como Felipe Vega. También es notable el uso que éste último hace de Madrid como escenario y no como escaparate, escogiendo para ello los parajes más burgueses de la capital, sin duda el contexto más apropiado para estos personajes. Incluso el uso de notas de cuerda para enfatizar los momentos dramáticos es aquí menos tópico, utilizando para ello las piezas de piano que toca el personaje protagonista.

La trama poco a poco deviene un relato de oscuras relaciones intergeneracionales: nada más empezar, Mónica no tiene suerte en una entrevista de trabajo con un hombre mayor que ella, a la vez que en la galería de Ana se rechaza el trabajo fotográfico de una aspirante de la edad de Mónica. Todo conduce a una sopresa final un tanto disonante dentro del tipo de film que se trata, aunque no degenera en cambio de tono, en parte por la sencilla planificación de Felipe Vega en este crucial momento, pero también por la contenida interpretación de Bárbara Lennie. En cualquier caso, esta voltereta final encaja en la historia, veánse algunas de las palabras que Ana le dice a Daniel ("al fin y al cabo es tu hija") o la manera en la que Clara mira las fotos de Mónica adolescente, y sirve de broche final a su discurso por la forma en la que los adultos han traicionado a sus sucesores: no sólo juegan a ser jóvenes emparejándose y rompiendo como niños, no les basta con impedir la ascensión social de sus hijos, sino que incluso la estructura familiar que les han planteado es una falacia.

En cambio, el título, que hace referencia a los dos momentos en los que Daniel entra en el parque del Retiro, parece querer conducirnos a un relato donde lo que interesa son las reacciones de las mujeres. En la discusión que Daniel presencia al principio, la chica devuelve la bofetada a su pareja, y aquí encontramos la clave de esta última línea narrativa. Por eso Mónica en los minutos finales planta cara a su padre y a su nueva vida, por eso Ana cierra la película sin decir nada pero contándolo todo en un sólo plano final: tras adoptar un gesto de optimismo, finalmente su rostro se vuelve serio, de rechazo. Se entiende que no volverá con Daniel, y esta vez será ella la que le devuelva el golpe.

'Mujeres en el parque' - Felipe Vega - 2006 [ficha técnica] ... leer más

jueves, 18 de enero de 2007

Lo mejor del 2006


Antes de escribir en este blog, yo ya solía hacer a primeros de cada año un repaso de todos los estrenos que había visto en el año anterior, tratando de establecer un orden según mis preferencias. A diferencia de quienes concluyen tras este tipo de balances que "el año cinematográfico" ha sido malo o bueno, yo siempre tengo una sensación que nada tiene que ver, la de que la producción de películas ha sido excesiva, con lo que yo apenas he llegado a ver uno de cada diez títulos estrenados. Creo que para poder cubrir un porcentaje significativo de la cartelera es necesario que tu trabajo y obligaciones te dejen tiempo suficiente para ver cientos de películas (algo que por desgracia no es mi caso), o bien que precisamente tu trabajo sea el de ver todas estas películas (lo cual tampoco lo es, por fortuna).

Sobre las (menos de cincuenta) películas estrenadas en 2006 que he visto (ver lista al final de este post), puedo decir que mis favoritas son:
  1. Tropical malady (Apichatpong Weerasethakul)1
  2. Caché (Escondido) (Michael Haneke)
  3. La espada oculta (Yôji Yamada)
  4. Tiempos de amor, juventud y libertad (Hou Hsiao-hsien)1
  5. United 93 (Paul Greengrass)1
  6. Buenas noches, y buena suerte (George Clooney)
  7. Brokeback mountain (Ang Lee)
  8. Luces al atardecer (Aki Kaurismäki)
  9. Hacia el Sur (Laurent Cantet)
  10. Infiltrados (Martin Scorsese)1
Entre los títulos que no he visto, hay algunos cuyo desconocimiento lamento especialmente, a saber: Brasileirinho (Mika Kaurismäki), Bubble (Steven Soderbergh), El nuevo mundo (Terrence Malick), El perro mongol (Byambasuren Davaa), El taxista ful (Jo Sol), Junebug (Phil Morrison), La leyenda del tiempo (Isaki Lacuesta), Las colinas tienen ojos (Alexandre Aja), Monster House (Gil Kenan), Pequeña Miss Sunshine (Jonathan Dayton y Valerie Faris), Syriana (Stephen Gaghan) y The Queen (Stephen Frears). Hablo de estos títulos tras haber echado un vistazo a las listas redactadas por la prensa especializada de distintos países. Veamos cuáles son las mejores según Fotogramas:
  1. Infiltrados (Martin Scorsese)1
  2. Volver (Pedro Almodóvar)
  3. Pequeña Miss Sunshine (Jonathan Dayton y Valerie Faris)
  4. Grizzly man (Werner Herzog)1
  5. Plan oculto (Spike Lee)
  6. Ficción (Cesc Gay)
  7. El laberinto del Fauno (Guillermo del Toro)1
  8. Munich (Steven Spielberg)
  9. Caché (Escondido) (Michael Haneke)
  10. Brokeback mountain (Ang Lee)
  11. Junebug (Phil Morrison)
  12. Tu vida en 65 minutos (María Ripoll)
  13. Las consecuencias del amor (Paolo Sorrentino)
  14. United 93 (Paul Greengrass)1
  15. Syriana (Stephen Gaghan)
  16. Borat (Larry Charles)
  17. Todo está iluminado (Liev Schreiber)
  18. La noche de los girasoles (Jorge Sánchez-Cabezudo)
  19. La leyenda del tiempo (Isaki Lacuesta)
  20. Scoop (Woody Allen)1
  1. Cœurs (Alain Resnais)2
    Solntse (Alexandre Sokourov)2
  2. Gwoemul (Bong Joon-ho)2
  3. Lady Chatterley (Pascale Ferran)2
  4. Un couple parfait (Nobuhiro Suwa)2
  5. Quei loro incontri (Danièle Huillet, Jean-Marie Straub)2
    La joven del agua (M. Night Shyamalan)1
    Truman Capote (Bennett Miller)
  6. Infiltrados (Martin Scorsese)1
  7. Banderas de nuestros padres (Clint Eastwood)1
    El nuevo mundo (Terrence Malick)
Las mejores según Sight & sound:
  1. Caché (Escondido) (Michael Haneke)
  2. Volver (Pedro Almodóvar)
  3. Infiltrados (Martin Scorsese)1
  4. The Queen (Stephen Frears)
  5. Red Road (Andrea Arnold)2
  6. Los tres entierros de Melquiades Estrada (Tommy Lee Jones)
  7. Iklimler (Nuri Bilge Ceylan)2
  8. El nuevo mundo (Terrence Malick)
  9. United 93 (Paul Greengrass)1
  10. El laberinto del Fauno (Guillermo del Toro)1
Y para terminar, la lista de todas las películas estrenadas en 2006 que he visto, y sobre la cual he seleccionado mis favoritas:

1 Comentada en este blog.
2 No estrenada en España.
... leer más

martes, 9 de enero de 2007

Banderas de nuestros padres

A pesar de (o precisamente por) la política marcial de los gobiernos capitalistas, algunos cineastas son muy criticados cuando hacen cierta apología de las guerras en sus películas, pero sólo cierta apología y sólo algunos cineastas. A mi juicio, En tierra de nadie sí que supuso un excelente retrato de la situación de un país en guerra, rodado modestamente y con brillantez por Danis Tanovic, pero no así El viento que agita la cebada, un film partidista a más no poder, pero que fue alabado por venir de manos de un viejo amigo de la crítica. Ken Loach no tuvo que dar en Cannes las explicaciones que sí se le exigieron a Spielberg por no tener en cuenta al bando contrario en Salvar al soldado Ryan, algo que también se le podría reprochar a Clint Eastwood por Banderas de nuestros padres, si bien Eastwood puede defenderse con Letters from Iwo Jima, según parece, un film que cuenta la misma historia desde el punto de vista japonés y que aún no ha sido estrenado en España. Aún tras el buen hacer demostrado en muchas de sus últimas películas, Spielberg sigue perteneciendo al gremio de directores comerciales, algo que parece que no es compatible con las maneras "festivaleras" de Tanovic o Loach, por lo que la crítica europea oficiosa lo juzga con más rigor a él que a éstos cada vez que quiere tocar un tema que parezca demasiado importante.

Pese a quien pese, Spielberg sigue interesado en las más célebres actuaciones bélicas llevadas a cabo por los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, aunque esta vez sólo como productor, y encarga la dirección de Banderas de nuestros padres a Clint Eastwood, si bien las formas de Spielberg son un referente claro para Eastwood, y quedan bien patentes en un desembarco de Iwo Jima que recuerda al de la playa de Omaha, sobre todo porque el tratamiento cromático de Tom Stern es bastante similar al que en su día hiciera Janusz Kaminski, y porque Eastwood, aún siendo algo más comedido que Spielberg, tampoco nos ahorra la visión de soldados exangües y desmembrados. El desembarco en la isla y el enfrentamiento inicial no son en este caso un climax, ni siquiera una apertura. William Broyles Jr. y el oscarizado Paul Haggis (dos guionistas de Hollywood con muy diferentes pretensiones) adaptan juntos una historia más centrada en un punto de vista social de la guerra, estructurada mediante una sucesión de flashbacks con un orden semántico pero no cronológico, algo bastante poco habitual en Clint Eastwood pero que consigue narrar de manera brillante. La mayor parte del film la constituye un seguimiento del joven soldado John Bradley (Ryan Phillippe) y una recreación de sus recuerdos y sus pesadillas, aunque sus primeros minutos transcurren en el presente, siguiendo de cerca las entrevistas a veteranos de guerra realizadas por alguien cuyo rostro aparece en penumbra, lo cual podría remitir a Ciudadano Kane por su estructura y por sus ideas de iluminación, salvo porque la estructura no seguirá muchos minutos por este camino, y porque Clint Eastwood acostumbra a oscurecer el rostro de sus actores, especialmente cuando él mismo es uno de ellos. Por ello, el hijo de Bradley (el entrevistador) viene a ser el alter-ego del director (de ahí el "nuestros padres" del título), sin embargo es un personaje del que tenemos muy poca información, pero que será el conductor del tramo final, un epílogo demasiado largo (y el mayor problema de Banderas de nuestros padres) donde se intenta concluir el mayor número de historias, un defecto en el que también se reconoce a Spielberg.

En líneas generales, Banderas de nuestros padres no es tanto la historia de una guerra o de una batalla sino de la célebre fotografía que Joe Rosenthal tomó en Iwo Jima, alguien que sólo cuenta con esa imagen entre sus fotos célebres, puede que por esto su figura no interese demasiado a los creadores del film, y apenas le dedican unos minutos. La estampa, según se cuenta aquí, sirvió en realidad para iniciar una monumental campaña de recaudación de fondos y así poder continuar la guerra, generando una hipócrita admiración del pueblo americano y sus mandamases hacia sus héroes, los cuales se vieron desbordados por un trato que jamás pidieron. Sin embargo, el film no es del todo antibelicista, aunque no hace apología de ninguna guerra, simplemente nos habla de los soldados, y reclama una mirada hacia ellos en cuanto seres humanos.

'Flags of Our Fathers' - Clint Eastwood - 2006 [ficha técnica] ... leer más

sábado, 6 de enero de 2007

Babel

Hace un par de años buena parte de la prensa hablaba de ¡Olvídate de mí! como la mejor película de Charlie Kaufman y no de Michel Gondry, tras lo cual se repasaban sus guiones por encima de lo que hubieran hecho o dejado de hacer los realizadores encargados de materializarlos, como Spike Jonze, quien a finales de los noventa se nos vendió como geniecillo por un puñado de cronistas, si bien ya por aquellos años tampoco faltaron críticos mucho más aplicados que reconocieron en Como ser John Malkovich y en la posterior El ladrón de orquídeas dos estupendos guiones filmados por un realizador muy limitado. Me pregunto por qué a estas alturas nadie que haya aprendido la lección ha empezado a hablar de Babel como el nuevo guión de Guillermo Arriaga y no como la nueva película de Alejandro González Iñárritu, sobre todo cuando ésta está tanto o más cerca de Los tres entierros de Melquiades Estrada, un guión de Arriaga dirigido por Tommy Lee Jones (nótese que el actor debutó tras la cámara con este proyecto), que de cualquiera de las otras dos adaptaciones llevadas a cabo por el director mexicano. Éste, por otro lado, habla de Babel como la tercera película de una trilogía entre cuyas partes yo no encuentro ninguna relación temática, sino comercial, ya que tanto Babel como 21 Gramos son intentos del director por utilizar a su guionista para perpetuar la fama que el primero obtuvo gracias a Amores perros, en un momento en el que ambos parecieron encontrar un estado de gracia que hasta el momento no se ha vuelto a repetir. Véase en Babel el estilo nervioso del director y el innecesario número de planos que necesita para cada secuencia, o los tópicos introducidos en los diálogos en esos momentos en que los personajes hablan de algo importante ("Papá, no escuchas lo que te digo, mamá siempre lo hacía", o "¿Vas a volver a huir como hiciste cuando murió nuestro hijo?"), y compárese todo esto con el quehacer de director y guionista en el film con el que debutaron.

La publicidad nos dice que Babel habla de la globalización, quizás en un intento por resumir en una palabra o con una etiqueta la costumbre de los nuevos autores de introducir una colección infinita e inconexa de ideas en sus cocteleras, un lugar donde cabe desde la vida de un matrimonio burgués en fase de separación que vivirá momentos trágicos después de un accidente con armas de fuego, hasta un relato que va de lo familiar a lo político en Marruecos, pasando por una historia de inmigración, enfrentamientos culturales y policía de frontera, así como la historia de una joven sordomuda japonesa con momentos dignos del más tópico manga erótico para adolescentes, en el que no faltan ni el despertar sexual ni las faldas de colegiala. No se debe, por otro lado, buscar un sentido autoral en todo esto, no creo que el hecho de que un hombre de negocios japonés regale un rifle a un cazador africano tenga que ver con la globalización, los ricos han hecho viajes de placer a países pobres antes de que se acuñara este término, como tampoco significa nada que un atentado terrorista en Marruecos origine la deportación de una asistenta mexicana, sólo es una de esas historias de casualidades y efectos mariposa tan de moda en el cine actual -véase Crash (colisión), una película que comparte muchos de los defectos de Babel, donde la casualidad quiere que un grupo muy reducido de personas se cruce una y otra vez en una ciudad tan grande como Los Ángeles.

No obstante, existen momentos en los que Iñárritu aporta algo de personalidad al guión de su compañero, por ejemplo cuando los personajes se introducen en México, produciéndose un frenético montaje de imágenes con fondo de música latina, que no dura más de lo necesario y que sirve para fijar el punto de vista en los dos niños que viajan sin sus padres a un país extraño, un asombro que continuará por momentos durante la estancia de éstos en el país (cf. el momento en el que uno de ellos presencia la decapitación de una gallina), o la larga secuencia en la que los adolescentes japoneses participan en una sesión de alcohol y pastillas que culmina en una enorme discoteca, en una especie de homenaje de Iñárritu al mundo de la noche y a la cultura de los disc jockeys (un oficio que él mismo practicó), sabiendo captar perfectamente su tono malsano y juvenil, mucho mejor que todos esos célebres directores de videoclips. Por otro lado, Arriaga (o Iñárritu) no juega a marear el tiempo narrativo, lo que para mí supone un monumental engaño en 21 Gramos que sus artífices no repiten en Babel: aquí, las historias se solapan sin crear confusión ni, por tanto, ocultar el excaso interés de lo que se está contando.

'Babel' - Alejandro González Iñárritu - 2006 [ficha técnica] ... leer más