De todas las teorías conspirativas surgidas a raíz del 11-S, quizás la más aceptada popularmente sea la del avión de combate del ejército americano que derribó en pleno vuelo a otro de la United Airlines, a bordo del cual viajaban decenas de civiles, que iba a ser estrellado contra el Capitolio de la misma forma que los terroristas estrellaron otros vuelos comerciales contra dos rascacielos en Nueva York y El Pentágono. Hay quien va más allá, y añade que el vuelo fue derribado por error, suponiendo un secuestro que nunca se produjo. La versión oficiada por el gobierno americano mediante los medios de comunicación explica que los pasajeros y la tripulación del avión forcejearon con los secuestradores provocando que el avión se estrellara en un lugar alejado del objetivo terrorista.
El principal objetivo de la producción de la Universal United 93 parece ser dejar bien clara la versión oficial del gobierno, a juzgar por los títulos impresos a modo de prólogo, que explican que el presidente no autorizó el ataque al vuelo 93 de la United hasta minutos después de haberse estrellado éste, y que, en cualquier caso, los mandos militares desoyeron la autorización. Sin embargo, esto no será motivo suficiente para Paul Greengrass, quien ya dejó claras en su notable Bloody Sunday sus habilidades para hacer un film político sin politizarlo, para hablar del terrorismo sin necesidad de filmar un acto "terrorista" en su acepción política (como si el hecho de que unos soldados mataran a 13 civiles en una manifestación no fuera terrorismo). El director británico se tomará su tiempo en explicar la excasa capacidad de reacción del personal del ejército americano para responder a semejante barbarie, lo cual imposibilitó cualquier intervención a tiempo pero, por encima de todo eso, le interesan los militares implicados como individuos, que reaccionan con humana conmoción ante el momento en el que el segundo avión se estrella contra la torre Sur del World Trade Center ante la rigurosa mirada de la CNN. Este momento, quizás una de las imágenes más terribles jamás filmadas en toda la historia de la televisión, no puede pasar desapercibido para la mirada de ningún cineasta y constituye el auténtico climax dramático incluso para este film, el cual no habla tanto de hechos como de individuos, mostrando más adelante un ejemplar canto al trabajo colectivo, a la condición humana.
Greengrass llega a la descripción global de lo sucedido mediante una mirada coral a partir de los pequeños gestos de muchos de los implicados en aquel fatídico día, desde el controlador aéreo que escucha algo sospechoso en una comunicación, siendo el primero en hablar de un "hijack" (secuestro), hasta los terribles instantes en los que las victimas envían sus últimas palabras a sus seres queridos, pasando por la descripción completamente limpia y sin juicios de los jóvenes terroristas que secuestraron el avión, la cual guarda ciertas similitudes con la que Spielberg realizó en Munich de otro secuestro dirigido por el terrorismo islámico, también tristemente célebre, en un film bastante irregular en su conjunto pero con apuntes realmente magistrales.
Han pasado cinco años desde la fecha que conmocionó el pensamiento occidental, y el cine ya ha recogido con mayor o menor fortuna multitud de miradas al respecto, ya sea directa (11'09''01, Fahrenheit 9/11) o indirectamente (La última noche, la citada Munich), sin embargo, los medios hablan de United 93 como "la primera película sobre el 11 de septiembre". Esto, que es falso en términos estrictos, puede que se esté propagando debido a esa obsesiva mirada de muchos espectadores que entienden una obra artística como una recreación rigurosa de un hecho, y no le basta una denuncia a modo documental o una lectura subjetiva de los acontecimientos, pero también a que ningún director haya plasmado su testimonio desde la postura que los atentados del 2001 merecían, que nadie haya realizado una película con la mirada temblorosa de los millones de espectadores que fueron testigos de lo sucedido. El film de Greengrass parte, por fin, de un guión sin la mácula del alivio cómico, sin improbables concesiones al espectador, a lo largo del cual se sugieren momentos cuyas terroríficas connotaciones son amplificadas en el momento de su realización: el joven que está a punto de perder el vuelo y que podría haberse salvado, al igual que las azafatas que confiesan no estar contentas con ese trabajo y que podrían haberlo dejado; la puerta del avión que se cierra como un ataud, tras lo cual ya no hay vuelta atrás, o el brutal momento en el que los terroristas emprenden su acción, apuñalando a la tripulación y los pasajeros.
Puede acusarse a Greengrass de tramposo, de jugar con las cartas a su favor, pues cualquier mínimo gesto puede conmocionar al espectador, previamente sensibilizado por la realidad. Sin embargo, el film posee dos características sobresalientes. La primera es el milagro de la narración, ese que hará que los espectadores, aún conociendo de antemano el trágico final de los protagonistas, presencien sus minutos finales con la esperanza de que los pasajeros reduzcan a los terroristas y salven el avión. La segunda es el formidable acercamiento a todos los personajes en cuanto seres humanos, hasta el punto de observar con cariño el momento en el que los secuestradores celebran con juvenil alegría que sus "hermanos" han alcanzado sus objetivos. Al igual que Bloody Sunday, United 93 es una película sobre el terrorismo sin terroristas: sólo con seres humanos.
'United 93' - Paul Greengrass - 2006 [ficha técnica]
lunes, 11 de septiembre de 2006
[Opinión] United 93
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Mucho mérito le atribuyes. Sí hay terroristas. Sí hay malos. Hay buenos e incluso quién quiere dejarse llevar quedando en la inactividad, ejemplo de todos aquellos que dicen que no hay que luchar conta el terrorismo, que ya se cansarán o negociarán, cuando los terroristas están a punto de acabar co su vida.
ResponderEliminarSí, me ha gustado bastante. Tal y como está en la peli, los suicidas no son "malos" según la definición del cine comercial, aunque sí son terroristas según la definición real. Muy interesante lo que dices de la postura de los que no quieren negociar, esto da al film un significado políticamente peligroso: ante un presunto terrorista, es mejor iniciar una guerra preventiva. En la película está claro que hay que actuar, pero ¿y en la realidad?.
ResponderEliminarNo estaba yo por la labor de verla, pero el antecedente de Bloody Sunday ayuda. ya te contaré...
ResponderEliminar